lunes, 13 de enero de 2014

El bien y el mal.

Cualquier persona sensata se considera capaz de distinguir el bien del mal. ¿Realmente podemos distinguir el bien del mal?

Cuando una persona mata a otra sin razón aparente, o una razón inaceptable en el juicio social, parece claro que hizo un mal. Pero si esa misma persona mata a miles de "enemigos", será consagrada y honrada por eminentes servicios prestados al país.

Si un hombre pobre roba para sobrevivir, se dice que hizo un mal. Cuando, sin embargo, el conductor de la política económica de un país logra excelentes resultados, generando pobreza en otros países, se dice que ha hecho bien.

En general, los grupos humanos establecen reglas para definir el bien y el mal, estas reglas surgen de la forma de ser, de pensar y de actuar de este grupo, es decir, su cultura, desde el punto de vista de la antropología.

Así, cuando un esquimal mata a su anciano padre, con la justificación de que no debe ser demasiado debilitado porque dañaría la vida eterna, hizo bien, de acuerdo con el pensamiento de estas personas, que por razones de supervivencia , no pueden mantener a las personas improductivas.

Cuando la familia autoriza que se desconecte al aparato que mantiene con vida, en sufrimiento, un ser querido, sin perspectivas de recuperación, esto puede ser aceptado como un acto de caridad y justificable, pero por razones religiosas será condenado.

Parece claro que tenemos que aceptar que el bien y el mal son conceptos relativos y no absolutos. Y son relativos, ya que dependen del punto de vista, es decir, la vista desde un punto.

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