Administración del planeta Tierra.


Nuestro planeta es parte del universo material generado por nuestros sentidos. Dado que la materia es una forma transitoria de energía, en última instancia va dejar de existir, volviendo a ser energía. Eso es irrelevante, porque lo que importa son los aspectos energéticos que ha generado.

El cuerpo humano es el resultado de las condiciones físicas del planeta. Se debe entender como un sustrato que recibe registros de energía. Llamemos a estos registros de "conciencia", en lugar de "alma" o "espíritu ", porque son términos materialistas con conexiones religiosas incompatibles con la energía que intentan identificar.

El organismo humano ha mejorado su papel como receptador de energía. Esta mejora es resultado de recibir "conciencias" cada vez más enérgicas y menos materialistas. Encomiable ejemplo de esta evolución es el desarrollo de las instalaciones de comunicaciones y procesamiento de datos con el menor uso de materias primas. La nanotecnología confirma esta tendencia.

La creciente apreciación de los aspectos energéticos, tira la exagerada importancia asignada a la materia y permite el tratamiento adecuado para su valor. El planeta Tierra se ve como lo que realmente es, es decir, un sustrato físico en el que se desarrollaron los cuerpos humanos.

Se necesita administrar el planeta Tierra, pero no sabemos cómo hacerlo. La verdad es que hasta hoy no se ha encontrado una manera satisfactoria para gestionar las colectividades humanas.

Las diferencias individuales, una de las características más interesantes de la humanidad, son un obstáculo para el logro de las prácticas administrativas que puedan satisfacer a todos.

Nuestra inteligencia, cuando se utiliza con los valores materialistas, en contra de la racionalidad, genera injusticia social.

El desarrollo de la electrónica ha mejorado nuestro nivel de información, algo esencial para tomar decisiones administrativas, pero no resolvió la cuestión de quién toma la decisión.

Las decisiones administrativas pueden ser autoritarias o democráticas. Cuando autoritarias, incluso tecnocráticas, generan reacciones que impiden su uso. Las decisiones democráticas tomadas por la mayoría, son mediocres debido a no tener en cuenta las opciones de mejor calidad, ya que son minoría.

Debemos, sin embargo, buscar una solución que permita la toma de decisiones esenciales para conservar la habitabilidad de nuestro planeta.
 

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